La adaptación estrenada en Netflix de ‘Los Herederos de la Tierra’ sirve como continuación de ‘La Catedral del Mar’. Ambos libros, escrito por Ildefonso Falcones, narran una serie de sucesos acontecidos en Barcelona durante el s. XIV centrados en el entorno de Arnau Estanyol, como forjó a su familia y sui entorno de lealtades. De cómo era el mundo antes de los Reyes Católicos, intrigas palaciegas, manipulación y extorsión de los señores feudales con sus vasallos, de roces amorosos e imponentes construcciones.
Unos años después de que Arnau Estanyol fuera liberado del injusto castigo, ha recuperado su posición como miembro del Consejo de Ciento. Vive feliz con su mujer Mar y su hijo ya crecido emprende un viaje a Constantinopla para poder emular a su padre como comerciante. Pero algo se mueve en el reino, sus viejos enemigos los Puig saben aliarse bien y ganan el favor del nuevo rey de Aragón. Con la ventaja de que su palabra es ley, consuman su venganza con Arnau.
Una nueva figura emerge, Hugo Llor es un muchacho de 12 años que vaga por las calles de Barcelona. La fortuna le topa con Arnau y forja amistad con su hijo Bernat. Una vez Bernat parte, Arnau propone a Hugo trabajar en las atarazanas reales para aprender el oficio de carpintero y constructor de barcos. Las aventuras, pero sobretodo, las desventuras forjan su carácter, que irá mutando a medida que le ocurren desgracias. Un superviviente que va a ser protagonista de la continuación de la saga propuesta por Ildefonso Falcones en esta nueva entrega, que trae Atresmedia, TV3 y Netflix, producida por Diagonal TV.
En primer lugar, es de obligación agradecer a la gente de Diagonal TV su dedicación a traernos estas series de época. A mi ya me ganaron con ‘Isabel’. Estas adaptaciones están realizadas con todo lujo de detalles y la ambientación está bastante conseguida, tanto en la parte de los atuendos como en la forma de hablar de la época. La banda sonora compuesta por Federico Jusid podría (como en alguna ocasión le he escuchado decir) considerarse un personaje más. Es muy reconocible y muy disfrutable a los oídos.
Hay un aire en ‘Los Herederos de la Tierra’ de que algo no encaja. Mi opinión personal es que Jordi Frades y su equipo han querido adaptar todos los arcos argumentales en el formato propuesto por Netflix … y se han quedado cortos. ¿Qué que quiero decir con esto? Muy sencillo. Tanto en ‘La Catedral del Mar’ como en ‘Los Herederos de la Tierra’ encontramos los mismos pecados. Un guion ambicioso y con elementos muy interesantes pero que no se acaban de explotar bien. Como si se quisiera contar mucho en muy poco espacio de tiempo. Eso complica al espectador, ya que se dan situaciones que deben darse con el fin de ser leal a la obra de Falcones, pero que al haberlo hecho deprisa, no se acaba de entender bien el desarrollo de según que personajes. Los saltos temporales tampoco ayudan a encaminar bien la transición a la vejez de algunos de sus personajes, no cambiando casi nada en sus protagonistas y mucho en otros casos, como por ejemplo en la familia Puig.
No sé si es por culpa del formato impuesto por Netflix de 8 capítulos de alrededor de 50 minutos o porque el libro es demasiado extenso y se necesitara de algo más de tiempo. En mi opinión hay tramos donde la serie no se acaba de entender del todo bien. Historias que se desarrollan entre los personajes que no acaban de funcionar por los vaivenes que se proponen. La historia que se debe de contar ha de ser creíble, y hay alguna situación donde lo increíble se impone y rompe con el equilibrio con la que se desarrollaba la trama. Un ejemplo podría ser una parte de la historia entre Regina y Hugo, donde Hugo le esconde a Regina su matrimonio acordado. O de la repudia de Mercè por parte de su madre. Demasiado rápido todo, demasiado forzado.
Otra de la situaciones que también comparten ‘Los Herederos de la Tierra’ con ‘La Catedral del Mar’ es la sensación de previsibilidad de cada uno de los eventos que ocurren durante la serie. Es muy evidente todo, son pocos los momentos a lo largo de los ocho capítulos donde la serie tenga ese punto de sorpresa. Es esa capacidad disruptiva lo que hace crecer a este tipo de series. Los comentarios y las locuras de Barcha o el momento del asalto al barrio judío con el calvo son buenos ejemplos de momentos en los que la tensión crece y no sabes que esperar.
Las virtudes y los defectos de esta serie tienen mucho que ver con el elenco que se ha utilizado. La dualidad que existía entre Michelle Jenner (‘Isabel’) y Aitor Luna (‘Los hombres de Paco’) como Mar y Arnau, sol y sombra de ‘La Catedral del Mar’ se va a ver reflejado en Yon González (‘Las chicas del cable’) y Rodolfo Sancho (‘El ministerio del tiempo’). Hugo merecía un personaje con más expresividad y Rodolfo se come la pantalla, mostrando que está plenamente facultado para este tipo de serie. Otros personajes son Elena Rivera (excelsa Caterina), David Solans (el joven Hugo Llor), Aria Bedmar (bellísimo descubrimiento como Mercè). El personaje sin lugar a dudas es Mercedes León como Barcha, sorna y sonrisas aseguradas.
Me da pena señalar defectos, porque la serie tiene muchísimas virtudes. Tengo la sensación de criminalizarla, pero nada más lejos ya que me lo he pasado muy bien viéndola. Creo que Jordi Frades y su equipo están buscando volver a encontrar aquellos elementos que hicieron mágica la serie de ‘Isabel’. Con ‘Los Herederos de la Tierra’ vuelven a traer un drama de época que lo intenta pero no consigue evocar esa sensación de ópera prima. Es esa sensación de copy-paste de la obra de Ken Follett y la capacidad de no despegar la que me impide haber disfrutado por completo de estos 8 capítulos.
(No Ratings Yet)
Cargando...