Los clásicos se tienen que revivir de una forma periódica. Y ‘The Last Samurai’ es una de aquellas películas que es necesario repetir porque tiene muchísimos detalles que escapan con el primer visionado. La película de Edward Zwick tiene el objetivo de acercar el Bushidō, el alma de Japón, a la civilización Occidental. Para ello va a contar con Nathan Algren (Tom Cruise), un oficial del ejército de los Estados Unidos que, atormentado por su pasado, emprende una nueva aventura que cambiará su vida.

Enfrascado en una guerra civil por la definición del Japón del futuro, el emperador Meiji ha ordenado la contratación por parte del gobierno japonés de todo experto Occidental como, y cito: ‘abogados franceses, ingenieros alemanes, arquitectos holandeses’. No podían faltar los soldados estadounidenses en aras de la fomentar la leyenda de Hollywood. El objetivo es sencillo, coger a un grupo de campesinos y adiestrarlos como un ejército regular moderno, para poder combatir contra Katsumoto y sus aliados samurái.

Es imposible destacar lo suficiente las virtudes que tiene esta película, ya que consigue cautivar mucho. Desde el mero hecho de dar a conocer ese país ya merece la pena. Su tradición, su cultura y su forma de pensar. A nivel de ambientación y fotografía está muy conseguido ya que capta la esencia de la transición de la Era Meiji. Pasamos de un Edo con sus torres de cables de electricidad a un Japón feudal en el pueblo de Katsumoto y sus templos y casas de ambiente más rural. Además de ofrecer una estampas de la belleza del país nipón es imposible no separarlo de la gran banda sonora compuesta por Hans Zimmer. El resultado en ese aspecto es el de obra maestra.

Al estar hablando de una película es imposible que no se tomen ciertas licencias a nivel histórico, o que haya personajes inventados o sucesos que puedan acompañar mejor el hilo narrativo de la cinta. Es por ello que siempre hay que dar un paso más allá y no solamente fiarnos de lo que ven nuestros ojos, sino de investigar el más a fondo las historias que se cuentan en las películas. Y la oportunidad que ofrece ‘The Last Samurai’ es muy importante, ya que estamos hablando de una cultura prácticamente desconocida, de una historia muy interesante y de un país exótico que se ha puesto muy de moda.

Conocer los detalles de la historia de Japón es importante ya que nos va a permitir tener un entendimiento del contexto histórico de la revolución de la Era Meiji e interpretar el porqué de ciertas acciones llevadas a cabo por sus personajes.

Verdades y Mentiras de ‘The Last Samurai
Que hay de cierto y de falso en la historia detrás de la película:
Mito Fundacional de Japón

El primer error de la película es acercar la historia de la creación de Japón a través de la katana. La voz en off narra su creación de la siguiente manera: ‘que los dioses antiguos metieron una espada en el agua y que al sacarla, cayeron 4 gotas que formaron las 4 islas mayores que hoy conocemos como Japón.’

Si queremos consultar los mitos fundacionales de Japón principalmente encontraremos dos fuentes de información, que son el Nihonshoki y el Kojiki. Aun con sus diferencias entre ellas el origen de las islas es común para ambos casos. Izanagi e Izanami, dioses menores de la mitología japonesa, fueron elegidos para transformar la Tierra una vez fuera creada. Para ello, se les fue entregada una lanza de piedras preciosas, llamada Ame-no-nuboko (天沼矛) y al situarse en el puente celestial de  Ame-no-ukihashi (天浮橋) comenzaron a remover la tierra. Al sacar la lanza, cayeron unas gotas de agua salada que se unieron entre sí y formaron el Onogoro-shima. Después surgió el nacimiento de las ocho islas principales.

Actualemente en Japón existen 4 islas principales y luego otras islas menores. Estas son Hokkaido, Honshu, Shikoku y Kyushu. Ni Hokkaidō ni las islas menores de Ryūkyū fueron consideradas en el mito, ya que en ese Japón primigeneo no se conocía su existencia. Otro de los detalles en los se cae en el error es en el aspecto del arma que usan Izanagi e Izanami, ya que la lanza es bastante diferente de la katana. Qie sí, que la katana es superimportante en la película y se dice que es la esencia del samurai. Como veremos en futuros apartados, nada más lejos de la realidad.

Restauración Meiji, de las Guerras Boshin a la Batalla de Shiroyama
 

Puede que este punto sea el más crucial para entender la premisa de la película. La Restauración Meiji fue el proceso mediante el cual Japón quiso pasar a convertirse en una potencia similar a las Occidentales. El objetivo, asemejarse lo más posible a las potencias imperialistas que estaban llamando a su puerta en el s XIX, especialmente Francia y Reunio Unido. En este punto hay que poner un poco el contexto del que se viene y aclarar las fechas. Para ello recomiendo ver Age of Samurai: Battle of Japan que va a describir el proceso de unificación de Japón, desde Oda Nobunaga hasta Tokugawa Ieyasu, que finalizaría en el Periodo Edo en el s. XVI. Desde ese momento Ieyasu tomó la medida de cerrar el país tanto a los japoneses como a las personas de fuera que quisieran visitar Japón, expulsó a los españoles y portugueses que estaban allí de misión o comerciando y se impuso un bloqueo en todo el país.

Este bloqueo duró hasta 1854, ya con el emperador Meiji, cuando el comodoro Matthew C. Perry llegó a las islas acompañado de los kurofune ‘Los Barcos Negros’. Con la amenaza de los cañones de la armada estadounidense y sin una gran potencia militar ni marítima con la que hacerles frente el Japón se vio obligado a firmar los Tratados Desiguales (comenzando con el Kanagawa y finalizando con el Tratado de Harris) en los que Japón se enfrentó por primera vez al mundo moderno. La firma de estos tratados dejó a Japón una posición muy débil frente a las potencias mundiales ya que imponían unos aranceles muy bajos, obligaba al comercio exterior, abría la puerta de nuevo a la libertad religiosa y las personas residentes en el país no podían ser juzgados por tribunales japoneses (como los americanos).

Estas condiciones de sumisión ante las potencias extranjeras llevaron a la crisis interna que se vive en la película. El objetivo de la Restauración Meiji no era otro que el de llegar a competir con las grandes potencias imperialistas europeas. La reforma fue muy honda, y además requería un reset total de la población en la forma de pensar y en la forma de gestionar, y causó mucha tensión. Esta división se focalizó entre los que apoyaban la apertura inmediata de sus puertos para el comercio con Occidente (kaikoku) y los que preferían joi («echar al bárbaro»). Queda claro después de ver la película donde podemos situar a cada bando.

Una primera etapa de esta rebelión fue las conocidas como las Guerras Boshin (1868-1869), donde se enfrentaron el shogunato Tokugawa contra una alianza de daimyōs del sur, principalmente Chōshū y Satsuma. Los samuráis Tokugawa vieron una amenaza el resultado de los tratados y la amenaza que suponía tener tanto extranjero sin supervisión y el efecto que pudiera tener la influencia extranjera en la población a consecuencia de la apertura de los puertos al comercio. Rápidamente esta rebelión cayó de lado imperial, afianzando la posición del Emperador Meiji como regente de todo Japón. La facción imperial mantuvo y consolidó el proyecto de modernización del país. Un líder del clan Satsuma, Saigō Takamori, fue el encargado de hacer las paces con el clan Tokugawa, ofreciendo posiciones de poder en el gobierno del emperador.

Por finalizar con los grandes eventos que rodean esta película, me gustaría terminar con la Batalla de Shiroyama. Esta batalla supone el fin de la Rebelión Satsuma. Como hemos visto antes Satsuma es una de las regiones que apoyaban al emperador, con lo que sale la pregunta de ¿cuál es el motivo de que se giraran las lealtades? Para ello es clave entender la figura de Saigō Takamori, en el que recomiendo visitar la sección relativa a Katsumoto. Pero sirviéndose de analogía con la película, los samurái de Satsuma libraron la última batalla contra la Armada Imperial Japonesa el 24 de septiembre de 1877 en la prefectura de Kagoshima, Japón. Es interesante ver las similitudes que ofrece la batalla final de la película con la de Shiroyama. Los números de la batalla, Saigō contaba con 500 samurái frente a los 30.000 hombres del ejército imperial. Incluso el desarrollo tiene algo de familiar, ya que una de las claves del asalto final del ejército contra los samurái fue su escasa habilidad en el cuerpo a cuerpo. Los samurái, ya acabados con todos los suministros de pólvora, sólo podían valerse del arco y la espada. Fue gracias a la espada en la que tuvieron una serie de momentos clave de la batalla en los que parecía que podrían obtener la victoria, pero el elevado número de soldados lo hizo imposible. Al aguantar una primera oleada, y con la muerte de su líder reciente, el resto de samuráis deciden cargar contra la líneas imperiales. Estos, detrás de sus fortificaciones, hacen uso de sus ametralladoras Gatling para dar muerte a los samuráis sublevados, dando por terminada la Rebelión Satsuma y todas las acciones bélicas samurái conocidas.

Nathan Algren y la Influencia americana en Japón

Que Hollywood intente hacernos ver que la bandera americana es la que hondea desde el principio de los tiempos es normal. ‘The Last Samurai’ no es la primera película de índole histórico que va a verse afectada por este afán americano de apropiarse de todo lo ajeno. Ya hemos comentado en la sección anterior que todo lo que rodea a la historia de la película tiene una fuerte componente americana. Me gusta en cierta parte que se bucee en la esencia del capitán cuando nos quieren contar que la conquista del oeste americano fue un genocidio.

Es innegable que sin la visita de los kurofune del comodoro Perry la vida en Japón hubiera seguido igual, al son del shōgunato Tokugawa. Pero de ahí a señalar como los mejores guerreros del mundo o los grandes héroes de la humanidad al Séptimo de Caballería hay mucho viaje. En el encaje temporal de la película podría cuadrar, ya que estamos hablando de unos años posteriores a la Guerra de Secesión, la guerra civil de los Estados Unidos (1861 a 1865). Es posible que otra interpretación surja, ya que se menciona al general Custer y la derrota de Little Bighorn de 1876, con lo que el tiempo parece demasiado apretado para ser verdad.

Aquí la pregunta es la siguiente: ¿contó Japón con algún militar que fuera a instruir a su ejército para modernizarlo? La respuesta es que sí, y no fue el Capitán Nathan Algren. Las figuras a las que Japón miraba como ejemplo de expansionismo e imperialismo residían en Europa, eran principalmente Francia e Inglaterra (con algo de Prusia). Durante el shōgunato Tokugawa se envío a Japón desde Francia una misión militar (1867) con la misión de adiestrar a la élite del shogun en las artes del armamento moderno. Una de las personajes que iba en este viaje fue el soldado condecorado Jules Brunet, que como Algren, quedó fascinado con la cultura y tradiciones japonesas. Al estar al servicio del shogun, en 1868 pasó a estar en guerra con en el emperador durante el conflicto Boshin. Se quedó del lado del shogun combatiendo hasta la batalla final en la Republica de Ezo, actualmente Hokkaido.

Katsumoto y la idea de la Rebelión

El otro gran protagonista de la película es el personaje interpretado por Ken Watanabe, el señor feudal Katsumoto, líder de los clanes sublevados contra el emperador y defensor de las tradiciones japonesas. Me encanta este personaje, y para entenderlo bien hay que tener en cuenta los conceptos que aparecen en la sección del bushidō. Pero, ¿qué hay de real en este personaje? Ya hemos visto el contexto histórico que supusieron las Guerras Boshin y la Rebelión Satsuma.

Creo que el concepto de servir es el que define a este personaje. Como bien dice a lo largo del cautiverio de Algren, su rebelión sirve al emperador para que la transición se haga de forma más paulatina, y no tan abrupta, como consideraba. En esto hay parte de razón y por desgracia no se da una visión completa, solamente se intuye. La persona que representa Ken Watanabe como Katsumoto no es otro que Saigō Takamori, que como bien se representa era uno de los consejeros del emperador durante las Guerras Boshin y que tenía el objetivo de ayudar a Meiji a modernizar Japón.

Pero entonces, ¿porqué este cambio de bando? Son muchos los detalles que se pasan por alto en la película, entiendo que principalmente por falta de tiempo. Como líder del clan Satsuma, dimite de sus funciones de consejero real después de las Guerras Boshin. Para él, la modernización había supuesto la importación de malos vicios europeos. Principalmente preocupado por el tema de la corrupción (aquí podríamos incluir con calzador al personaje de Omura), la rápida conversión en la Occidental y la persecución de los samuráis por parte del gobierno, Saigō Takamori decide rebelarse en 1877. Estalla la Rebelión Satsuma, que ya ha sido expuesta, finalizando en la Batalla de Shiroyama.

Como anécdota. Para esa batalla ya llevaba puesta la armadura samurái, pero siempre había sido un firme defensor del uniforme militar europeo. Durante esa batalla, en el asalto final por parte del ejército imperial, Takamori fue herido mortalmente de bala, y al no querer ser capturado o asesinado por el enemigo, pidió a su segundo que le hiciera el ritual final del samurái, es decir, seppukku. Como Katsumoto fue ayudado por Algren, Takamori fue ayudado por su segundo Beppu. Pero no fue así, ya que Beppu decapitó a Takamori antes de que fuera capturado por los soldados imperiales, preservando así la dignidad de samurái de su señor.

El fin de la Rebelión trajo consecuencias políticas. Demostró que la antigua clase samurái era cosa del pasado, al haber sido derrotada por una nueva generación de soldados no pertenecientes a la antigua tradición guerrera de Japón. La otra fue el coste de la rebelión, fue tan alto que Japón tuvo que abandonar el oro y comenzar a imprimir papel moneda. Pero el espíritu de Takamori perduró y el 22 de febrero de 1889 fue nombrado por la el pueblo como héroe trágico. Acabó recibiendo el perdón imperial post-mortem por parte del Emperador Meiji en 1891.

Desmitificando la figura del Samurai

Que la figura del samurái está de algún modo deificada en la actualidad es un hecho. La cultura popular moderna ha hecho del samurái como una especie de guerrero perfecto de tal pureza, honor y nobleza que podría llegar hasta la muerte por ellas. Y si bien en esta última frase hay algo de cierto, hay que señalar algunos aspectos que surgen en la película que no son del todo acertados con las figuras que nos pueden hacer ver hoy en día.

La figura del samurái surge durante el s. X fue una de las figuras clave en el gobierno de Japón. A través de la figura del shōgun, el gobierno pasaba a ser un régimen militar, y así fue gobernado el país durante muchos siglos … hasta la llegada de la Restauración Meiji. Ya se ha podido ver en la sección de la Restauración Meiji lo que supuso el fin de la clase samurái. Aquí lo que se intentará es ver porqué ya no ‘es necesario este camino’ parafraseando a Katsumoto.

La figura del samurái se podría asemejar a los caballeros medievales europeos. El Japón feudal estaba organizado en daimyōs, donde cada señor tenía a su disposición las tierras y los hombres del clan. La fuerza militar de cada daimyō estaba compuesta por los samurái. Estos samurái no hacían otra cosa que servir todas las demandas de su señor. Es cierto que principalmente eran guerreros entrenados para la batalla pero tenían además otro tipo de funciones como recaudar impuestos, hacer de mercenarios para otros clanes, etc.

Como todo guerrero siempre busca la manera más efectiva de poder dar muerte al enemigo que tiene delante. De la película se obtiene una imagen del samurái medieval ‘que no se deshonra utilizando armas de fuego’. Después de leer un poco se puede comprobar lo falsa que es esta afirmación. La historia de las armas de pólvora fue crucial para confeccionar Japón como lo conocemos hoy en día gracias al uso que le dio Oda Nobunaga durante el periodo del Sengoku Jidai.

Pero hablemos de fechas. La película se sitúa en el 1870 aproximadamente. La llegada de la pólvora en forma de armas de fuego data de 3 siglos antes. En 1543, con la llegada de mercantes portugueses a Japón, se introdujo un arma que cambiaría para siempre la forma de hacer la guerra en el país del sol naciente, el arcabuz. El arcabuz, o conocido como tanegashima, rápidamente fue incorporado por la infantería samurái de baja clase (ashigaru) y por los mismos samurái para su pleno uso en combate. Rápidamente su uso se fue extendiendo debido a las ventajas que proporcionaba respecto al arco y la katana. Es cierto que durante el bloqueo Tokugawa no se importaron más armas de fuera, pero se aprendieron a fabricar dentro. Eso y la apertura de Meiji hicieron que todo guerrero japonés, imperialista o samurái, acabara utilizando cañones y derivados modernos de los arcabuces.

Como último detalle, y que sirve de anécdota irónica, una de las causas del declive de la figura del samurái fue la paz. Este periodo victorioso de los Tokugawa, donde el país tuvo más de dos siglos de paz, llevó a muchos samurái replantearse su vocación. Además, el samurái era una figura pagada por el estado. Se calculó que cerca de la era Meiji, los samurái representaban un 50% del gasto de los impuestos recaudados. No tiene mucho sentido para un país aislado y sin guerras internas. Además, la calidad bélica de los samurái, al no haber combatido durante ese tiempo, fue perdiéndose con cada nueva generación. Eso hizo que se replantearan sus funciones y muchos samuráis acabaron ejerciendo de artistas, filósofos, escultores, etc dando pie a un florecimiento cultural sin precedentes en el país durante el periodo conocido como la Pax Tokugawa.

El Bushidō

‘La vida en cada sorbo de aire’ me parece una definición algo escasa si queremos relacionarlo con el Bushidō. Si es verdad que durante su estancia en el pueblo de Katsumoto, Nathan ya ha escuchado de una forma repetida la palabra servir, y es de eso y no otra cosa de lo que va este código moral. La definición literal en la tradición japonesa de la palabra bushidō (武士道) es la suma de dos palabras. La primera es ‘bushi’ que significa ‘caballero armado’ o guerrero, y la segunda ‘dō’ que quiere decir camino. Este código ético quiere indicar ‘el camino del guerrero ’a través de una serie de códigos, en los que el samurái se entregaba en vida, intentando cumplir con disciplina y lealtad a su señor, entregando su vida si fuera necesario.

Estos códigos son los siguientes:

1 義 Gi — Justicia o Rectitud (decisiones correctas)

2 勇 Yu — Coraje

3 仁 Jin — Compasión

4 礼 Rei — Respeto, cortesía

5 誠 Makoto — Honestidad, sinceridad absoluta

6 名誉「名譽」Meiyo — Honor

7 忠義 Chugi — Lealtad

No está muy claro el origen de esta práctica en la clase samurai de la época feudal. Si alguien sigue la historia de las Guerras Genpei, o del mismo Sengoku Jidai, se dará cuenta que la capacidad de transgedir este código era la misma que la probabilidad de Tom Cruise de pedirse otro whisky, es decir, altísima. Que se recopilaran en la obra de 1905 de Inazo Nitobe «Bushidō: el alma del Japón» ayudó a generar una imagen de confianza en el samurai durante el revisionado histórico que se produjo en la Restauración Meiji, donde había que dar al mundo la mejor imagen posible. Es probable que Nitobe, de familia samurái, pero criado en un ambiente de élite (cristiano, escritor prolífico, educador, diplomático y político) no fuera el ejemplo más apropiado para trasladar el pensamiento del japonés medio. Algo que si que se consigue con la Hagakure de Yamamoto Tsunemoto.

La duda con su origen no quita que esta sea una de las partes más especiales de la película. Para la gente que no conozca el bushidō vivir la experiencia a través del Capitan Algren y conocer la cultura nipona y su concepto de servir es toda una experiencia. Ese concepto de servir, disciplina, entregarse a cada tarea hasta la perfección de uno mismo, el llegarse a conocer y tener paz interior. ¿Quién no quiere conceptos así para su vida? Además está el no temor a la muerte, muy fielmente reflejado en Ujio (que grande es Hiroyuki Sanada y que desaprovechado está).

Curiosidades

En primer lugar es curioso ver como la se quiere imponer la lengua vehicular del inglés para todo en la película. Me resulta curioso la capacidad que tiene Kastumoto, que es un adalid de la tradición, saber tanto de un idioma de muy escasos parlantes en aquella época, o mejor dicho, con tan poco peso internacional. Era mejor saber francés o alemán. También destacar la facilidad de Algren en aprender un idioma y tradiciones en tan poco espacio de tiempo. Firmo porque el hilo narrativo esta muy bien construido, ya que el proceso de aprender estas tradiciones e idiomas para un extranjero sería a través de los años, no solamente en meses.

La siguiente curiosidad que me gustaría destacar es la de la escasa calidad de las estrategias bélicas planteadas en la película. Teniendo como referencia solamente dos batallas uno se puede hacer a la idea de por donde van los tiros. En la primera, el acierto es plantear una estrategia en pinza contra el ejército imperial. Pero ¿quién diantres plantea una batalla de caballería en un bosque con niebla? ¿Cómo saben los samurái que ejército tienen delante? Por cierto, las formaciones de los soldados imperiales dejan mucho que desear. ‘No están listos’, como diría nuestro buen capitán.

En la segunda batalla tenemos algo más de estrategia, aunque no mucho mejor. Con el campo de batalla desplegado, sí que se hacen buenas estrategias de sorpresa. Digo yo que se podrían haber evitado la segunda descarga de los cañones imperiales. También cuando los soldados llegan a las posiciones de los arqueros podrían haberles esperado en el suelo. Pero me encanta esa esencia tradicional de pasar las órdenes mediante señales. Tiene una estructura militar muy bien conseguido y el concepto de la recreación de la batalla de Shiroyama está muy conseguido.

Para acabar, quitar otro de los mitos que ha acompañado al folklore japonés, los Ninjas. Estos ninjas, o shinobi, eran especialistas en asesinato, espionaje, sabotaje, reconocimiento y guerra de guerrillas. Dicho de otro modo, la mejor arma para la guerra no ortodoxa. Esta figura surgió en escaso número a lo largo del s XV, durante el periodo Sengoku Jidai por parte de algunos clanes. Debido al secretismo de sus misiones ha sido imposible recopilar su verdadera historia. Algunos datan su nacimiento en el VI, otros que nunca existieron, lo que si que es cierto es que se hace uso de ellos en la película. Y la teoría más aceptada es que se tratan de personajes de ficción surgidos durante el florecimiento de la Pax Tokugawa para dar intriga a las historias samurái de guerras.

Espero que estos detalles aquí resaltados os hayan servido de atractivo para poder hacer un nuevo visionado de la película. Creo que merece la pena poder observar con los ojos japoneses estos detalles para poder entender mejor el contexto que ofrece esta interesante historia. La oportunidad que ha tenido Edward Zwick para poder llevar a cabo esta película en mi opinión está bien trabajada pero podía haber dado mucho más. En la época en la que se produjo se podía haber metido más metraje profundizando un poco más en la historia verdadera. Eso no quita con que sea una película muy disfrutable y que sirva de inspiración a otras personas, como lo hizo conmigo para poder profundizar más en esta maravillosa cultura y tradiciones del país del Sol Naciente. Acompañados siempre por Hans Zimmer, la vida se ve maravillosa, o perfecta, como diría Katsumoto.

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Editor en la Septimacaja. Ingeniero de profesión, deportista como afición. El espacio es una de mis mayores pasiones, entender como funciona el mundo es indispensable para poder cambiarlo. Devorador de series y agitador de aquellos que nos quieran colar pelis de SerieB como grandes estrenos.

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