En 2014, ya tras el retiro de Hayao Miyazaki y la ausencia de Isao Takahata, el estudio Ghibli afrontaba una crisis de liderazgo que Hiromasa Yonebayashi intentó paliar en un último esfuerzo. ‘El recuerdo de Marnie’ sería la última película que el estudio lanzaría y que suponía (ahora sabemos que no) el cierre definitivo a casi 3 décadas de títulos que han llegado al corazón de mucha gente. Toshio Suziki confirmaba que Ghibli no contaba con nuevos proyectos, que la ausencia de Miyazaki y Takahata suponía una falta de reclamo. Es por ello, que la que fuera la última oportunidad de gozar algo de Ghibli, hace que la película se saboree diferente.
Este melodrama tierno y sincero habla de los temas que más interesado siempre al estudio, como son la amistad, fantasía y búsqueda de fuerza emocional, que encajan perfectamente en el canon de Ghibli. Esta segunda película de Hiromasa Yonebayashi (la primera fue ‘El mundo secreto de Arriety’) puede considerarse como una película menor del estudio, pero también era el final de Ghibli, lo que le da una presencia emocional añadida, que de otro modo podría carecer. ‘El recuerdo de Marnie’ es una dulce historia sobre aprender a abrazar nuestros trágicos pasados y diferencias, no para encajar, sino para descubrir nuestra esencia y estar conforme con ella. Está lleno de la deliciosa y hermosa animación 2D que esperamos de Ghibli, aunque la narración a veces se vuelve un poco lenta, pero cuenta con una banda sonora excepcional.
Como tantos ejemplos que nos ha dado Ghibli, ‘El recuerdo de Marnie’ se centra en el cambio de ubicación que impacta en la curación emocional. Anna es una niña adoptiva, cuyos padres murieron hace mucho tiempo, con todas las crisis de identidad que a menudo vienen con esa situación de vida. Se siente sola, tiene asma y está severamente deprimida. ‘El recuerdo de Marnie’ no rehuye la tristeza honesta. ‘Fea, estúpida, malhumorada, desagradable. Por eso me odio a mí misma’. Esto es en esencia lo que va a tratar la película, su materia prima. No solo está perdida o deprimida. Está al borde del suicidio en formas que no solemos ver en la ficción para adultos jóvenes, y mucho menos en la animación. Y la intensidad de la tristeza de Anna hace que su arco sea más resonante: se siente más como una lucha por la supervivencia que como una mera fantasía.
Después de un ataque de asma, los padres adoptivos de Anna la envían a una comunidad costera para que descanse durante el verano. Al instante se siente atraída por una mansión en el pantano, que según los informes está encantada y, a menudo, solo se puede acceder a ella en un bote de remos cuando la marea está alta. En la ventana del dormitorio de arriba, Anna ve a una chica llamada Marnie, con quien se hace amiga una noche. Marnie es el opuesto físico de Anna. Marnie tiene un lazo en su largo cabello rubio y solo usa vestidos. Anna tiene el cabello corto y negro, pantalones cortos y usa una camisa con cuello. Marnie es juguetona, casi infantil: ríe, sonríe y asume riesgos como estar de pie en el borde de un bote de remos en movimiento como un mini-Titanic. Anna es hosca, pero su nueva mejor amiga la abre al mundo.
¿Es Marnie un fantasma? ¿Una amiga imaginario? ¿Algo más? Las líneas entre la realidad y la fantasía comienzan a desdibujarse en el segundo acto. Anna no puede recordar los nombres de sus cuidadores. Marnie desaparece. ¿O Anna? Es casi como si tanto Anna como Marnie se estuvieran imaginando: ninguna es real, ninguna es un fantasma; ambas chicas son lo que la otra necesita. Marnie le da alegría a Anna. Anna le da seguridad a Marnie. Se ayudan mutuamente a superar este mundo melancólico. Por la década en la que estamos, puede llevarse a un error (maldita década) de que hay algo más entre Marnie y Anna, y no es hasta que se llega al final, que se descubre lo que significa el amor en toda su expresión.
Hay momentos, especialmente en el primer acto, cuando ‘El recuerdo de Marnie’ que la película parece recrearse en esa soledad que muestran Anna y Marnie. Y luego, en un acto final divino, Yonebayashi nos comienza a descubrir cada uno de los misterios con los que lentamente ha ido adornando esta profunda película. No es una película orientada para todos los públicos, pero todos los públicos sabrían encontrar ese punto que hace que la película sea única. Así como los destinos de Marnie y Anna están entrelazados, así como la historia y el presente existen en el mismo momento en la película, lo que Ghibli ha significado para el mundo no se puede desligar de su penúltimo y hermoso regalo cinematográfico.
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