A las puertas del Mundial del Qatar, Netflix propone un documental de 4 capítulos llamado ‘FIFA Uncovered’. La traducción vendría a ser ‘los entresijos de FIFA’. Probablemente FIFA sea una de las asociaciones que toda persona conoce. El deporte más practicado del mundo hace años que se convirtió en un negocio y por consiguiente, el poder que se deduce de él es muy atractivo. Este documental no tapa nada, sino que pretende plasmar todas las corruptelas de la institución gobernada en su momento por Sepp Blatter.

La FIFA es el organismo rector mundial del fútbol que se estableció en 1904. De una forma muy acertada, este documental no nos va a narrar el noticiario del s. XXI, sino que va a ir a los orígenes y a contar las causas del porqué esta institución estaba tan podrida. En 1974, João Havelange fue elegido presidente de la federación, en substitución de Sir Stanley Rous, un gentleman inglés que pagó por los pecados de promover el deporte en la Sudáfrica del apartheid. Hasta ese momento, la FIFA había mantenido el espíritu del juego, pero esa elección sería la primera ficha de dominó que haría caer el orden establecido y crearía un monstruo insaciable.

Lo que siguió a esa elección fueron décadas de corrupción generalizada y abuso de poder. Personas como Sepp Blatter, Jack Warner, Chuck Blazer y Michel Platini, entre otros, continuaron enturbiando las aguas del fútbol mundial mientras se llenaban los bolsillos y cimentaban sus legados. Apareció el dinero en el fútbol de la mano de Coca-Cola y otras muchas empresas que vieron que la explosión de popularidad que estaba teniendo este deporte era muy provechosa para su expansión comercial.

Para asegurar acuerdos futuros, las empresas, incluida Adidas, comenzaron a sobornar a Havelange. El ex propietario de Adidas, Horst Dassler, se aseguró un monopolio al fundar International Sports and Leisure, que compró exclusivamente los acuerdos de derechos televisivos de la Copa Mundial de la FIFA y los revendía a precios más altos. Eventualmente, hubo pasos en falso y egos heridos, ya que una combinación de impaciencia y despecho llevó a que se abrieran investigaciones que expusieron las fechorías de las que eran responsables muchos de los funcionarios de la FIFA.

Uno de los comentarios más acertados de este documental es el aprovechamiento de la institución para el lavado de imagen. Poniendo como ejemplo las Olimpiadas de Berlín de 1936, La Copa del Mundo de 1978 fue un punto de inflexión, ya que fue la primera vez que se introdujo este lavado de cara en el fútbol. La anfitriona, Argentina, estaba entonces bajo la dictadura fascista del teniente general Jorge Videla, quien aprovechó la Copa del Mundo para hacer propaganda. El presidente de la FIFA, Havelange, por razones obvias y poco éticas, hizo la vista gorda ante todo. A medida que los ingresos de la FIFA se disparaban, Havelange y la corrupción del Comité Ejecutivo de la FIFA (ExCo) se dispararon.

En las Copas del Mundo de nuestra vida han habido decisiones acertadas y erróneas. Algunas que creímos acertadas y no lo fueron y otras erróneas que acabaron siendo acertadas. Las decisiones de albergar las Copas del Mundo en Sudáfrica, Rusia y Qatar se analizan por las formas cuestionables en que recibieron el honor, mientras que la reelección continua de Blatter como presidente señaló una red bien establecida construida sobre la base de sobornos y favores. Lo que sí que no deja escapar es la oportunidad de criticar, con acierto, todas estas decisiones no precisamente tomadas con el libre albedrío de la competición. Todo esta calculado, todo está medido.

Según el entonces presidente ejecutivo de la UEFA, Lars-Christer Olsson, y la denunciante qatarí Phaedra Al-Majid, la FIFA «vendió» los derechos de anfitrión para mantener intactas sus arcas tras el colapso de la ISL. Por lo tanto, la FIFA hizo la vista gorda cuando Rusia y Qatar sobornaron a miembros del ExCo, presidentes de federaciones de fútbol más pequeñas e incluso aseguraron acuerdos geopolíticos con Francia, Brasil, Camerún, Nigeria y Argentina, entre otros, para asegurar sus votos.

Se queda uno perplejo ante lo ávido de poder y sobornos que están alguno de los personajes. El poder corrompe, y FIFA Uncovered es un reflejo de esto. Sepp Blatter y sus secuaces se creyeron Icaro y volaron muy cerca del Sol. Se creyeron algo que no eran e intentar levantar una organización sin ánimo de lucro, que congrega las ilusiones de millones de personas en algo parecido a la ONU, pero quisieron volar demasiado alto. El mal se revuelve contra sí mismo y la investigación que el FBI llevó a cabo en este caso demuestra que no todo está perdido.

La investigación posterior del FBI, asistida por el administrador del fútbol estadounidense Chuck Blazer, reveló cómo la FIFA perdió su enfoque, ignorando el abuso de los derechos humanos y la persecución de los trabajadores migrantes y silenciando a los denunciantes. Las palabras de Guido Tognoni lo resumen perfectamente: «Si no luchamos contra la corrupción en el deporte, no deberíamos luchar contra la corrupción en absoluto».

Obtener las perspectivas de personas como Sepp Blatter y Mohammed bin Hammam le da a la audiencia una mirada al otro lado de la moneda y les permite tomar decisiones informadas sobre quiénes creen que son los verdaderos culpables. La serie tiene un buen ritmo y los 4 episodios se dividen de manera ideal para que la experiencia de visualización sea cómoda. Sentado cerca de una hora, los episodios no se sienten abiertamente largos o arduos de ninguna manera.

FIFA Uncovered es una atractiva serie documental que captura la atención del aficionado al presentar toda la información sobre FIFA y sus tratos de manera imparcial. Discute los problemas relacionados con el deporte y la corrupción y cómo van de la mano en un mundo complicado que requiere personas mucho más valientes y honestas para mejorar su integridad. Como fan de este deporte ha dolido mucho ver este documental, pero a la vez es necesario salir de vez en cuando del cuento de hadas y saber como funciona el fútbol en realidad.

(No Ratings Yet)

Cargando...