Hacía mucho tiempo que no disfrutaba una película tan serie en el cine. Ese podría ser el resumen de Núremberg. Ir a verla y la comentamos después. Apareció sin hacer ruido y lo que me encontré en el cine fue una película tremenda. Núremberg es un drama histórico y thriller psicológico que se adentra en los días previos a los famosos juicios de la posguerra, centrándose en el duelo intelectual y psicológico entre el mariscal nazi Hermann Göring y el psiquiatra estadounidense Douglas Kelley.
No podía pedirle más a la película, la verdad. Fabulosa ambientación histórica, vestuario, banda sonora y un guion perfectamente desarrollado permiten disfrutar de las más de dos horas y media de duración. Basado en la obra de Jack El-Hai, ‘El Nazi y el Psiquiatra’ se propone un viaje desde la captura de Göring al final de la Segunda Guerra Mundial hasta el famoso juicio que se celebró en la ciudad del centro de Baviera.
Son muchas cosas las que han llamado mi atención de esta película, pero si tuviera que destacar alguna sería a un inmenso (sentido literal y figurado) Russell Crowe como Hermann Göring. La caracterización de Crowe como el mariscal alemán es apabullante, magnética y brillante. Logra retratar a Göring no solo como un criminal de guerra, sino como un hombre astuto, manipulador y con una inteligencia oscura, creando un personaje a la vez siniestro y complejo. Su actuación bien vale la entrada y devuelve al actor a trabajos de renombre, dándonos una interpretación sublime. Se nota que disfruta con este tipo de papeles.
En el otro lado tenemos a un Rami Malek como Douglas Kelley. Malek complementa perfectamente a Crowe, encarnando al psiquiatra que debe determinar la capacidad mental de los nazis para ser juzgados. El juego del gato y el ratón entre ambos actores es el motor narrativo principal, ofreciendo escenas de tensión contenida y sofisticado enfrentamiento psicológico. Hay algo, no obstante, que me inquieta en el personaje del doctor. No sé si Malek lo borda o es así como actúa, pero el personaje Kelley no termina de estar a la altura de su adversario, ya tarea muy difícil de por sí. Tengo la sensación de que Malik sigue ofreciendo el papel que desempeñó en Bohemian Rhapsody. Aún así, es el único que sabe leer a Göring, e incluso con sus altibajos, es la clave para el resultado final de la película.
Tuve la oportunidad de poder ver la película en versión original. He de decir que es un acierto, ya que la caracterización de Crowe por hablar en alemán, o en inglés con acento teutón me impactó. Pero Nuremberg es mucho más. Crowe hace con nosotros lo que se propone hacer con Malek. Jugará con el espectador hasta tal punto de hacernos dudar de su participación directa en la masacre. Dudar de si los victoriosos que escriben la historia tienen una moral superior o distinta, o si es la misma pero con la loa del triunfo.
La película es de corte tradicional, evocando aquellas grandes películas bélicas de antaño. Me ha recordado al cine de antes. Siempre he creído que la época dorada del cine fueron la época de los ‘90 principios de los ‘00. Esta película me ha transmitido esas mismas vibraciones y me ha transportado a la época en la que el cine no se había convertido en lo que es: una máquina de hacer churros. Nuremberg es cine auténtico.
La banda sonora de Brian Tyler está a la altura de la película, pero me gustaría fijarme en un detalle audiovisual importante. Al ser una película donde la mente y la reflexión tienen tanto peso, el equipo de sonido, junto con Tyler, han medido muy bien los silencios. Especialmente durante las conversaciones entre Göring y Keller, pero en otros momentos como el video durante el juicio en el que se ven las atrocidades de los nazis en los campos de trabajo, esa ausencia de música eleva más el tono de las escenas clave de la película.
Núremberg es poderosa e intensa y cumple su cometido como drama histórico. Logra ser un retrato sobrecogedor de aquellos días decisivos y resuena con fuerza en la actualidad, gracias a su temática sobre la justicia, la venganza y el auge de ideologías peligrosas. Si disfrutas de los thrillers psicológicos con base histórica y valoras las actuaciones magistrales, especialmente la de Russell Crowe, esta película es una cita obligada. Es una aproximación al histórico juicio que, si bien puede ser vista como formalmente clásica, triunfa en la exploración de la mente del mal a través de su destacado dúo protagonista. Se ha quedado una buena cinta para plantearse un ‘Verdades y Mentiras’.
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