Ya han pasado unos días que pude ver la película, y cada día que pasa la recuerdo con más cariño pero hay algo que me incomoda. Es una sensación de que aun siendo una película maravillosa, no acaba de ser del todo redonda. Puede que sea porque Ghibli nos tiene muy malacostumbrados y que últimamente estoy haciendo una revisión de los grandes clásicos del maestro, pero el ‘Viaje de Chihiro’ me parece una película excepcional, pero que no llega a rayar la excelencia como podría ser ‘Mi Vecino Totoro’ o ‘La Tumba de Las Luciérnagas’.

Han pasado 20 años desde que a Hayao Miyazaki se le concediera el primer Oscar de la Academia por una película de animación, guardándole todo el respeto por el legado que ha dejado Ghibli, que es insuperable. No en vano, ha sido la película de animación que más había recaudado de la historia, hasta que recientemente la ha desbancado el título de Ufotable, Kimetsu No Yaiba: Mugen Ressha-hen (Guardianes de la Noche. El Tren Infinito). Además supuso el relanzamiento del Studio Ghibli, que no pasaba por su mejor momento. La anterior película, ‘Mis Vecinos los Yamada’ de Isao Takahata había fracasado en taquilla y Miyazaki estaba molido, personal y profesionalmente. Venía de realizar ‘Mi Princesa Mononoke’ y además, el fallecimiento de su gran amigo y socio en el estudio, Yoshifumi Kondō, en enero de 1998 por un aneurisma al enfrentarse a excesivo trabajo hizo replantear a Miyazaki el compromiso con Ghibli.

Tuvimos suerte que el Maestro tuviera en fortuna dedicarle más tiempo a la animación, ya que la serviría para crear una obra que le posibilitaría llegar al zenit en cuanto a reconocimiento. Y es que el despliegue de Ghili en ‘El Viaje de Chihiro’ es de factura técnica inigualable, dejándonos unos tipo de detalles que impresionan al verse en pantalla grande. Pero no es solamente que la calidad de la animación sea exquisita, sino que va a ser un coctel de todo lo bueno que ha ido haciendo Ghibli con sus historias predecesoras: un gran diseño de personajes, una banda sonora genial compuesta por Joe Hisaishi (en especial el momento de vuelta de Chihiro a lomos de Haku) y una historia compleja en la que siempre se va a dar un contenido oculto detrás para poder reflexionar.

En este caso, se cuenta la historia de Chihiro, una niña que acompaña a sus padres a un parque de atracciones abandonado (situación muy del Japón de los ‘90 al acabar de estallar la burbuja) y de repente se encuentra en un mundo habitado por dioses antiguos y seres mágicos, dominado por la diabólica Yubaba, una arpía hechicera. Por suerte, su primer contacto en este extraño mundo es una figura que parece cercana y entrañable, un chico enigmático llamado Haku que hará todo lo posible para que Chihiro pueda sobrevivir en esta aventura. En este nuevo mundo, como humana es una apestada, ya que va a tener que servir a las deidades (kamis) y a los yōkai. Los kamis son los dioses del sintoísmo que puede representar cualquier cosa (la naturaleza, el tiempo, etc) y el segundo hace referencia a criaturas parecidas a demonios que representan la antítesis.

Y aquí la primera consideración, que se encarna en la figura de sus padres. En el Japón de la época se había apoderado un poco una visión moderna occidentalizada, dejando de la lado los valores y las tradiciones que existían previamente en el país nipón. Y es aquí lo que hace que sus padres actúen de esa manera cuando llegan al parque. En la otra cara de la moneda se encuentra la figura de Chihiro, una figura donde lo máximo es el respeto tanto por las personas como por las tradiciones perdidas.

La segunda gran consideración de la película es que a partir de este momento, a medida que se van planteando situaciones a Chihiro (Yubaba, dar descanso a los kamis y preparar su baño, etc.) nos enseña esa misma pureza de corazón de la protagonista. No por el hecho de enfrentarse a una realidad dura, de adultos, le va a hacer cambiar su visión de la vida o como afrontar las complicaciones del mundo. Es precisamente esa bondad que emana de Chihiro la que permite salvar a todos los que la rodean en su mundo, al kami Sin Rostro, a Haku, a sus padres e incluso a Yubaba.

‘El Viaje de Chihiro’ es una gran película. No es mi favorita de Ghibli pero es una que siempre tiene que aparecer entre las listas de grandes películas de animación de la historia. Tanto por la calidad de la animación como por los mensajes que siempre deja Miyazaki en cada una de sus películas. Pero como nos recuerda Zeniba: «nada de lo que sucede se olvida jamás aunque tú no puedas recordarlo». Pues no olvidaremos jamás ‘El Viaje de Chihiro’ aunque a veces no seamos capaces de recordarla.

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  1. […] el cine. Si bien es cierto que los galardones y el reconocimiento internacional le llegaron con el Viaje de Chihiro, es importante destacar el papel que supuso La Princesa Mononoke como rampa de lanzamiento. Antes […]

  2. […] dos de las mejores películas del estudio Ghibli, como son ‘La Princesa Mononoke‘ y ‘El Viaje de Chihiro‘. Si algo caracteriza al director y guionista nipón es su capacidad de llevar a la gran […]

  3. […] demostrado Ghibli. Las últimas grandes producciones, como ‘El Castillo Ambulante’ o el ‘Viaje de Chihiro’ la animación se veía muy nítida, había una gran paleta de colores y mucha atención al detalle […]

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About Javier GF

Editor en la Septimacaja. Ingeniero de profesión, deportista como afición. El espacio es una de mis mayores pasiones, entender como funciona el mundo es indispensable para poder cambiarlo. Devorador de series y agitador de aquellos que nos quieran colar pelis de SerieB como grandes estrenos.

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Anime, Cine

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