Sensaciones muy encontradas con este capítulo. Podría decirse que es la calma antes de la tempestad. Si algún capítulo era necesario hacer una retaíla de encuentros era este. No sabemos que va a ocurrir en la Batalla de Winterfell, ni quién es el que puede caer, con lo que cada momento de este capítulo sí que era para saborearlo, cada palabra, cada conversación. Lo que ocurra en Kings Landing solamente preocupa a los vivos, la auténtica lucha de la serie ocurre entre el fuego y el hielo y la batalla se nos viene inexorable.
El comienzo del capítulo no puede ser más prometedor. Si ha habido algún conflicto en Poniente durante las temporadas anteriores ha sido por Jaime Lannister. Ha estado en todos los fregados, ha matado al Rey Loco, ha tirado por una ventana a Brann, ha luchado contra los Stark y aún así reúne el valor para presentarse delante de todos ellos. Como comenté en el anterior post, es el personaje que más ha evolucionado respecto a su inicio, ese viaje interior en busca del honor de caballero finalmente parece haberse conseguido, con la inestimable ayuda de Brienne de Tarth.
Es innegable que todo el mundo tiene en la cabeza lo que se va a venir encima, sobretodo después de la llegada de Tormund, Edd el Penas y Beric Dondarrion a Winterfell. Las noticias vuelan y los Umber ya están bajo las órdenes del Rey de la Noche. A partir de aquí se van a producir una serie de encuentros que sí que tienen mucho más sentido que en el capítulo anterior. Me reafirma en el hecho de que sobró mucha tela, en especial el momento romántico de How To Train Your Dragon.
Es interesante ver que en este capítulo el peso no lo llevan ninguno de los protagonistas principales sino los protagonistas secundarios. Se producen reuniones y conversaciones que pueden ser lo mejor de la serie, donde siempre va a destacar Tyrion. Me han faltado varios minutos, por no decir decenas de minutos entre la conversación de Tyrion con Brann. Sin duda, la escena alrededor del fuego es momento top de toda la serie. Jaime, Ser Davos, Tyrion, Podrick, Brienne y Tormund. Anécdotas de como Tormund obtuvo su fuerza o la canción de Podrick me traen un poco recuerdos al Señor de los Anillos y ponen un punto de relax en un clímax muy tenso, justo como en la previa del Abismo de Helm. La misma sensación. Momento álgido en la ordenación de caballería de Brienne (¡así sí es bien servir al fandom!).
Es una pena que la conversación que comienzan a tener Sansa y Daenerys, que iba por unos derroteros que no le gustaban a nuestra Khalessi termine antes de tiempo por la aparición de Theon para redimirse en Winterfell y fundirse en un abrazo con Sansa. Theon es otro de los personajes que ha tenido una gran progresión. Sam y Jorah protagonizan otro de los momentos cariñosos del capítulo al confiar Sam la espada de acero valyrio de su casa. Otro encuentro divertido es el que conforman Arya, el Perro y Beric, recordando las historias que se han ido cruzando. Arya tiene un momento de fandom con Gendry que no me acaba de encajar, pero que introduce por fin la unión de las casas Baratheon y Stark, tan demandada por Robert en la primera temporada.
No queda tiempo para comprobar que reacción tiene Daenerys a la noticia de que Jon es sobrino suyo. La muerte llega. Veremos que depara a su relación, pero el momento es muy tenso. Nos presentan un plan de batalla que tiene poco de interés llegados a este punto. Un plan que utiliza a Brann como cebo. Lo que queremos es que llegue ya el enfrentamiento que nos han prometido que va a ser la mayor batalla jamás rodada. Y yo tengo muchas ganas de ver a quién se van a pelar y cuál es el resultado final de la batalla de Winterfell.
Aquí el trailer de lo que se nos viene en una semana:
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