Dos niños en un parque, un palo, la típica discusión, un buen golpe… todo esto mezclado con la histérica banda sonora de Alexandre desplat. Así de primeras un poco desconcertante, pero entonces empieza la película.

Cuatro actorazos (los del cartel), los padres de las criaturas, una buena intención… Los padres de los chicos en cuestión quedan amistosamente para zanjar el asunto del conflicto entre sus hijos de forma civilizada. Dos matrimonios que no se conocen de nada, fingiendo una cortesía que desde el principio no existe.

Es una película muy divertida, pero mucho, la situación es de lo más estúpida. Las pullitas, primero entre matrimonios y después entre géneros son de lo más típicas y creo que es ahí donde está el éxito de esta historia. Es una situación bastante «corriente».

Roman Polanski adapta esta obra de teatro a la gran pantalla sin complicarse la vida lo más mínimo. Un piso muy normal y no salir del salón. El gran éxito de esta película ha sido el reparto. Cuatro actorazos muy bien puestos que lo que hacen es comerse la pantalla.

Creo sinceramente que merece la pena ver esta película. El entretenimiento está asegurado y las risas por descontando. Lo que pasa que es tan simple, que se disfrutaría de maravilla en el salón de tu casa, aunque claro si lo que buscas es una buena tarde de alivio en el cine, es una grandísima opción.

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